El apego se genera a raíz de las teorías de John Bowlby.
Se refiere a los lazos emocionales que creamos con personas cercanas, aquellas con las que compartimos sentimientos, vivencias… desde etapas tempranas. La forma en la que se crean los apegos será primordial para nuestro desarrollo en un futuro, sobretodo emocional.
Por ejemplo, si los vínculos son seguros, inspiran confianza, sentimientos de pertenencia, seguridad y armonía, probablemente la persona desarrollará una gran autonomía, fortaleza, autosuficiencia y generará potentes recursos para poder hacer frente a los obstáculos presentados sin necesidad de ser salvado o rescatado por otra persona.
Por lo contrario, las personas que se han desarrollado en familias con disfunción, padres autoritarios, relaciones “tóxicas”, vínculos que no desarrollan tranquilidad ni amor, probablemente generen mayores dificultades para adaptarse al medio. Los problemas entre otros serían la autoexigencia, baja autoestima, elevada ansiedad, sentimientos de tristeza… y una mayor dependencia emocional.
¿CUÁNDO SE COMIENZA A FORMAR EL SISTEMA DE APEGO?
Desde las seis semanas hasta aproximadamente los seis meses, el bebé comienza a responder a su madre de una manera clara, sonríe, balbucea y muestra atención. Entre los 8 hasta los 24 meses el vínculo afectivo entre el niño y la madre cada vez va siendo más fuerte, en esta etapa suele mostrar una elevada ansiedad y rabieta cuando el niño se separa de ésta. Es a partir de los 8 meses cuando puede empezar a rechazar el contacto con personas de alrededor. De los 4 años en adelante, coincidiendo con la etapa escolar, el niño empieza a obtener una mayor capacidad de regulación, y una mayor capacidad del control de impulsos.
TIPOS DE APEGO:
- Apego Seguro: este tipo de apego se crea cuando el niño percibe a sus referentes más próximos como personas confiables. Estas figuras ofrecen confianza y calidez para que pueda acceder a ellos en la caso de sentir miedo o peligro. Los que disponen de este estilo de apego suelen buscar consuelo en sus cuidadores cuando experimentan emociones complicadas. Las personas adultas que tienen apego seguro muestran en sus relaciones satisfacción con los otros, una mayor calidad de vida y un desarrollo sano en muchos aspectos de la vida.
- Apego preocupado o ansioso: este estilo de apego es característico de aquellas personas que sienten que están en peligro constantemente. Los niños tienen la sensación de no poder alcanzar una cierta seguridad en sus figuras paternas. Esta incertidumbre experimentada a lo largo de su infancia desarrolla en el menor miedo. En la etapa adulta tienen mayores problemas para poder regularse de manera emocional. Su principal miedo es el miedo al abandono, miedo a sentirse solos, aumentando así la dependencia emocional con otras personas.
- Apego temeroso o evitativo: es causado por el rechazo que experimenta el niño cuando se quiere aproximar a sus padres y éstos no están dispuesto a satisfacer sus necesidades tanto físicas como emocionales. Este tipo de personas suele presentar miedo a las relaciones íntimas. En el apego evitativo puro la persona tiene una visión positiva de sí misma y negativa del resto. La persona no tiende a confiar, es poco empática y no muestra importancia en las relaciones interpersonales. En el estilo evitativo-temeroso se desarrolla una visión negativa tanto de él mismo como del resto de personas. Normalmente tienen miedo al rechazo por los demás y a no alcanzar las relaciones sociales deseadas.
- Apego desorganizado: es caracterizado por una relación de amenaza entre el progenitor y el bebé, éstos se comportan de una manera amenazante, ya que asumen un rol negligente, de maltratos, gritos… el niño muestra una elevada ansiedad tanto en la presencia como la ausencia de éstos (es víctima pero también depende de ellos). El apego desorganizado muestra una profunda herida en la personalidad y autoimagen y también es característico la dificultad a la hora de identificar emociones y sentimientos en las demás personas.
¿CÓMO RESOLVER LOS PROBLEMAS DERIVADOS DEL APEGO?
Desde una perspectiva integradora será posible abordarlos y comenzar a tratarlos. Son bastantes los aspectos a tratar, por ejemplo, la infancia, mandatos familiares, seguridad y autonomía adquirida a lo largo de tu vida, visión de ti misma/o, modo de afrontar problemas…
No dudes en acudir a algún especialista para que, poco a poco, te vayas liberando de esas cadenas y así poder aumentar tu calidad de vida.